miércoles, 20 de noviembre de 2013

Día 9: Descubriendo los retuises y favoriteos

Nunca te acostarás sin saber una cosa más, dicen y con Turitter esto es un hecho (salvo con lo del nombrecito que no me sale ni a tiros, claro). Leyendo lo que otros escriben aprendes muchas cosas tan útiles como que se puede hacer RT o FAV, que siempre viene bien esto para triunfar en la vida, supongo.

En cuanto he visto a alguien pidiendo que le hicieran alguna de esas cosas he acudido al kamasutra para ver qué posturita exactamente estaba pidiendo el interfecto pero, por más que me he quemado las pestañas y me he emocionado con el librito, no he encontrado ninguna referencia a nada que se le pareciera ni en lo más remoto. Este fracaso me ha hecho considerar la posibilidad de acudir al videotutorial del sudamericano que, lo más probable, algo explicará del asunto.

Efectivamente, a los veintiocho minutos de hablar sobre otras cosas que no vienen al caso, ha empezado a explicar eso de dar FAV o RT. El faveo es ponerle una estrellita a un tuit y esta acción en apariencia tan simple, tan carente de transcendencia y tan sosa en principio parece que tiene una capital importancia. Legiones de tuiteros suspiran por poner un FAV en su vida y supongo que es porque si los acumulas obtienes un juego de sartenes o un viaje para dos personas a un paraíso de estrellitas y luces oníricas al atardecer. Supongo, digo, porque las ventajas y beneficios de tal acto no se me hacen evidentes así de entrada. Dispuesto a poner en práctica esta nueva manera de interactuar abro los mensajes del huevo que me sigue, y hago click en la estrellita y espero como tres cuartos de hora a ver si cambia algo, si la pantalla se me cubre de confeti o si suena música celestial acompañando mi gesto. Todo se queda en un sosísimo no pasar nada, salvo que la estrellita se me ha puesto de un color naranja nada espectacular.

Caso distinto parecer ser el RT (ERRETÉ según algunos, Retuiteo según otros). Parece ser que si hacer un RT de esos el tuit viaja milagrosamente a tu TL (joer cómo estoy dominando ya el argot este de marras) y aparece el señor o señora que lo escribió y el mensaje. Es como copiar y pegar pero, eso sí, mostrando quién es el culpable de que el tuit circule. Esto me parece más útil ya que, al menos, el huevo puede leer lo que yo he leído y me hace gracia que, quieras que no, es más rápido que si yo se lo cuento y, sobre todo, menos trabajoso para mí.

De repente, en mi TL aparece un tuit de alguien a quien no sigo ni conozco de nada y me pregunto qué estará pasando, si ya se me habrá escacharrado el Tristter (el día que sepa cómo se escribe me da algo) pero veo que se trata de que alguien ha retuiteado a otro porque otra cosa no pero el programita parece ser que pone mucho empeño en informar de todo lo que hacen los usuarios, hecho que, no es por malmeter, siempre he considerado de ser muy cotilla. Puestas así las cosas, hago mi experimento y retuiteo un mensaje lleno de desparpajo y fino humor (vale, habla de tetas pero me ha hecho gracia) y le pregunto al huevo si le ha aparecido el mensaje. A la media hora me contesta que sí y que no entiende por qué le mando cosas con tetas que ya bastantes tiene ella (debo recordar que es una hueva).

Me he pasado tres cuartos de hora más intentando explicarle mis motivos pero no sé si la he convencido, sobre todo después de sus tres amenazas de darme UF, de hacerme vudú y de fastidiarme la vida con toda su saña. De nuevo me desplomo en la desilusión. ¡Es tan fácil incurrir en malentendidos por aquí! No sé yo si volveré a jugar a esto. No me divierte.

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