martes, 9 de diciembre de 2014

Día 523: El follow Guadiana.

Va siendo hora de hacer lo posible para lograr que alguien me siga. Está claro que, mientras no me vean y descubran mi gran talento oculto (que mucho debe estarlo porque ni yo sé a ciencia cierta dónde anda) el numerito que indica cuánta gente husmea en mis tuits no va a pasar de cero patatero. Mi cuñao, tan entendido él en todo lo divino y humano, me ha comentado que hay un truco infalible que consiste en ponerme a seguir a alguien para, al cabo de un rato, dejar de seguirlo y volver a seguirlo después, repitiendo la acción muchas, muchísimas veces para conseguir captar su atención.

Como lo dice mi cuñao, y viendo el resultado de todos sus consejos,  decido no hacerle ni caso y observar la reacción de otros tuiteros ante tal práctica que, por lo que se ve, no es tan secreta como mi cuñao pretende, aunque él (todo hay que decirlo) suele pensar que todo lo que hace o piensa está a la altura del descubrimiento de la pólvora.

Por otro lado, a mí, de entrada, el método del martillo pilón no me ha dado muy buenos resultados. Las muchas veces que le he pedido a la vecina de abajo sal poniendo ojillos lascivos sólo me han granjeado unos cuantos kilos de sal y la recomendación de la susodicha de que coma rabos de pasas para la memoria y así no vuelva a olvidarla cuando vaya a la compra. Tampoco quiero recordar las muchas ocasiones en las que, con el alcohol como aliado y el ambiente de los bares jugando a mi favor, una actitud insistente por mi parte ha conseguido que sea nombrado un cojonera-fly-man pero sin otra recompensa que la de poder ostentar el título y los honores que ello pueda comportar.

Como digo, los antecedentes y la recomendación enfervorecida de mi cuñao me convencen de, antes de aplicar la técnica, intentar observar si otros la usan y qué resultados les da a ellos por lo que me pongo a rastrear lo que se cuece al respecto y, tras cinco horas de lectura de tuits sobre el follow/unfollow, que si no llega a ser por la recomendación de mi cuñao hubiera pensado que se trataba de una expresión sexual, he llegado a las siguientes conclusiones:

  • El 100% de los que lo practican tienen apariencia de gente normal, lo que confirma que no hay que fiarse de las apariencias.
  • El 77,7% de los que lo reciben muestran su total disgusto por resultarles molesto.
  • El 35,3% restante opinan que yo de matemáticas ando un pelín flojucho.
  • El 32,3% que realmente queda no están tan disgustados como los otros sino mucho más, a juzgar por los apelativos henchidos de cariño con los que califican a los que practican el guadianismo followense en Tewttre (debería usar la wikipedia para ver cómo coño se escribe esto, lo sé).
  • Todos los casos que he podido observar de follow/unfollow (sé que no tiene nada que ver con el sexo pero a mí escribirlo me está poniendo palote, las cosas como son) han terminado en bloqueo. La mayoría se quedan ahí pero hay un cierto número que, además, van acompañados del deseo de una guantá con toda la mano abierta (que estimo no se trata de un saludo afectuoso).
  • El 94% de los tuiteros saben perfectamente en qué día viven (esto no tiene absolutamente nada que ver con el follow Guadiana pero, oye, ya que tanto se esfuerzan en manifestarlo habrá que reconocerles el mérito o algo).
  • Un altísimo porcentaje usan signos raros (como :-_____), <3, :-(...) que sigo sin saber qué significan pero que estudiaré a fin de desentrañar porque me da que ahí hay algo. Esto tampoco tiene nada que ver con followear/unfollowear (madre mía, cómo me estoy poniendo, voy a darme una ducha fría después de escribir esto) pero ya que estamos lo pongo.
Visto lo visto, he soltado un suspiro de alivio por no haber hecho caso al mendrugo de mi cuñao (algún día le preguntaré a mi hermana qué narices ha visto en este tiparraco porque no acabo de descubrirlo). Seguiré, pues, con la técnica de responder hasta que alguien se apiade de mi soledad y decida seguirme. Sí, es posible que la lástima no sea la mejor de las motivaciones en esta vida pero, oye, a ver quién es el guapo que renuncia a una noche de pasión sólo porque le ha llegado por lástima, así que yo no voy a renunciar a un follower sólo porque se apiade de mí.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Día 504. Buscando Respuestas.

Va siendo hora de ponerme las pilas. Ha pasado demasiado tiempo sin que haya usado esto del Tritter (casi pero me da que no) y necesito quitarme el óxido si quiero triunfar y sacarle tanto partido como parece que le sacan los avispados.

Los informáticos del curro, siempre tan amables los puñeteros, me han comentado que si me acordaba que necesitaba tener seguidores para que lo que escribiera lo leyera alguien. La cara de desolación que he debido poner ha debido ser grande porque, entre carcajadas, me han dicho que intente interactuar para que me sigan. Sin duda eso es lo que me interesa del programita este del pajarraco, interactuar. Vamos, echarme algún ligue e interactuar con ella todo lo que pueda. Supongo que estos cretinos me conocen lo suficiente como para saber lo que pienso pues se han dado mucha prisa en aclararme que lo de interactuar no tiene nada que ver con asuntos sexuales. Las decepciones se me acumulan y me doy cuenta de que lo del sexo no tiene mucha prédica en Tumiter (no lo veo claro así), no sé yo si aguantaré mucho al bicho ese.

Me aclaran que interactuar es responder y que, si quiero ganarme seguidores, intercale respuestas con tuits de cosecha propia. Me advienten ("porque tú eres más bruto que un arao", me dicen) que tenga algunas cosas en cuenta para que mis respuestas (replis lo llaman los frikis estos) me abran las puertas a torrentes de enfervorecidos seguidores que harán de mi cuenta un rico vergel de distracción (os juro que me lo han dicho tal cual los pedantes).

Después de tres cuartos de hora escuchándolos he llegado a la conclusión de que:
  • No te excedas corrigiendo a la gente o saliendo por peteneras porque, si lo haces te transformas en un mongoreplicante igual que los gremlims si comen después de media noche (las once en Canarias, supongo).
  • Si protestas o insultas eres un Jater y te condenan al silencio o, peor aún, al bloqueo.
  • Procura no hacer muchos replis de esos al mismo porque entonces eres un pesado de tresmil pares de cojones y te vas a quedar para vestir santos.
  • Hay que intentar ser conciso, gracioso, ingenioso, cercano, amable, locuaz y, si te pilla bien, tener un unicornio rosa tampoco está de más.
  • Parece ser que decir "sígueme y te sigo" es la manera más eficaz, rápida, contundente y certera de ganarte un sitio de honor en el ostracismo más miserable.
Visto lo visto, me apresto a hacer mi primer repli. Intento buscar un tuit al que responder y, en medio de trescientos cincuenta y nueve "Buenos días", encuentro, al fin, a alguien que parece poner el foco de atención en algo diferente: necesita un café. Me siento mal por no poder ofrecérselo y, en medio de la angustia que me produce no poder solventar su perentórea necesidad, logro darle a la flechita que me abre el horizonte a una respuesta. Escribo: "Ya he quemado tres modems intentando enviarte el café pero es echárselos y se me queman". En dos minutos recibo la agradable sorpresa de ver cómo se me notifica que la aludida me ha retuiteado, ha marcado como favorito y se ha dignado a contestarme.

Lo cierto es que me ha emocionado la cosa. En mi memoria queda grabada cada letra que ha escrito para mí en su tuit: "JAJAJAJAJAJA <3". La última parte es la que me resulta confusa, debe tratarse de un lenguaje especial que tendré que consultar con mi cuñao o con los informáticos pero de la primera deduzco que mi comentario ha sigo tomado en broma y prefiero no aclararle que, en realidad, sí he intentado enviarle café echándolo sobre el modem y el resultado ha sido realmente desalentador. Prefiero que piense que soy gracioso a que se dé cuenta de que soy un total inepto para estos menesteres informáticos. Por suerte, no se me ha ocurrido mandárselo por el móvil.

Satisfecho por mi gran logro, me olvido de los seguidores de los tuits y hasta de mi madre. He conseguido responder y hasta hacer reír, un buen comienzo. Decido no forzar la máquina (más que nada porque no me quedan más modems que quemar con café) y dejarlo reposar hasta otro día en el que, me lanzaré a tuitear y responder para conseguir seguidores.

martes, 11 de noviembre de 2014

Día 497: El Hijo Pródigo.

Había abandonado por completo mi aventura tuitera por la desilusión de no enterarme absolutamente de nada pero mi cuñao, que es un lince ibérico de los que ya no quedan, ha venido a casa a gorronearme cervezas, rectificar toda la instalación eléctrica del domicilio y a reprocharme mi abandono en Tururiter (¿Era así? No creo).

Me comenta que es muy frecuente que, al principio, uno se despiste y que es al regreso cuando se le coge el tranquillo a la cosa. Fíjate tú que, sin saberlo, me he comportado como un auténtico profesional en esto del tuiteo.

Con nervios inusitados, abro el programita en el móvil (que es lo que mi cuñao llama App) y apenas reconozco lo que veo. Una campana, un sobre, un tipo con un signo más en la oreja, una lupa y unos puntos suspensivos hacia arriba, como empalmados o algo así. Pensando que el asunto sexual tiene que estar en esos puntitos le doy y se me despliega un mundo de posibilidades bajo mi fotito (que no he cambiado en mi tiempo de ausencia). Listas, Borradores, Cuentas y Configuración. Es notable cómo algunos son capaces de escribir en chino con caracteres occidentales.

Me voy a Listas porque, ya puestos a buscar féminas, mejor que estén dotadas de inteligencia pero la decepción llama a mi puerta cuando el móvil, con su habitual fría indiferencia, me dice sin inmutarse que no tengo listas a mi disposición. Sin apenas llorar, le digo con tono nervioso que, ya que no me ofrece listas, por lo menos me diga dónde pillar tontas pero se ve que el reconocimiento de voz es algo que no tiene instalado el aparatejo este.

Superando este fracaso inicial, decido ser pragmático y acceder a Cuentas para ver mis saldos y mis últimos movimientos mientras pienso que es un detallazo que Truwinter (creo que van por ahí los tiros) permita revisar las propias cuentas. Otra nueva decepción se cierne sobre mí al percatarme que de eso nada. O soy muy torpe, que puede ser, o realmente han escondido la información bancaria entre opciones sinsentido. Lo dicho, el que escribe chino aquí se ha lucido en todo su esplendor.

Asqueado, le doy a mi fotito, junto a la que aparece mi nombre y se me despliega una ventana en la que aparece por arte de magia, que he escrito 17 tuits, siguiendo 138 y seguidores 0. Entre lágrimas, recuerdo al huevito que un día me siguió, supongo que se cansó de esperarme y pensó que había fallecido o algo. Me imagino la dolorosa escena de un huevo yendo de cementerio en cementerio buscando mi tumba para depositar algunas flores ajadas después de deambular de acá para allá para no lograr encontrarme.

Lo que no acabo de entender es que, a esta ventana, el móvil se emperra en llamar "Perfil" si en mi fotografía aparezco de cara. Tal vez sea una exigencia, tendré que averiguarlo.

Abatido por la tristeza por la pérdida de mi huevo... bueno, más bien por la del huevo que me seguía que tampoco he llegado a ningún tipo de semicastración ni nada por el estilo, decido dejar reposar el reencuentro. Mañana será otro día aunque si es como el de hoy poco futuro le veo a esto de ejercer de hijo pródigo, la verdad.