jueves, 21 de noviembre de 2013

Día 10: Fauna y flora tuitera

Reconozco mi torpeza en muchos aspectos de la vida y parece ser que es muy evidente Tuester (vaya por dios). Cuanto más observo, más descubro que hay cosas que se escapan a mi comprensión y lógica. Sin duda me faltan datos. En mi ánimo de aprender me he puesto a leer los tuits que iban desfilando y he podido comprobar que en esta red no todos somos iguales, ni mucho menos.

Por un lado están los pocofollowers, es decir aquellos que tienen un escaso número de seguidores. Por lo que leo, son seres entrañables y cariñosos, dignos de compasión e inofensivos. Son la "tacita a tacita" del Turuter (casi que no es así tampoco) y parecen granjearse las simpatías del público. No me queda claro con cuántos seguidores digievolucionas al siguiente estado pero sospecho que yo, con mi seguidora cabreada por el tuit de las tetas, pertenezco a esta noble raza de tuiteros humildes y laboriosos.

Por lo visto, hay gente a la que los followers se le apelotonan por miles (a este paso, a mí me sucederá allá por el año 2190). Se ve que son buenos, divertidos y sus tuits son retuiteados una y otra vez porque merecen la pena. Algunos los llaman "Muchosfollowers" (que tampoco hay que romperse la sesera inventando nombrecitos) y parece ser que mucho de lo bueno de esto se encuentra en sus tuits (y yo que pensaba que lo más destacable iba a ser poder ver culos y tetas).

Aunque en apariencia estos lo tienen sencillo y les basta con su talento natural, por lo que he podido leer, no lo tienen fácil. Si hacen retuises hay quien les recrimina que los hacen porque quieren que escriban ellos, si no los hacen hay quien los llama tuistars (que no sé qué diantres es pero parece que muy bueno no debe ser). Si se dedican a contestar todas las menciones (que deben ser un buen montonazo como les dé a todos sus seguidores por mandarles arrobitas) les reprochan que no tuitean, si no responden y se entretenienen en hacer sus tuits los vuelven a meter en el saco de tuistars. Si entran mucho los llaman agobiantes y si entran poco pues como que todos les dicen que vuelvan que no pueden vivir sin ellos. Total, que yo prefiero quedarme muy a gustito en mi cuenta con una seguidora porque no hay sueldo que pague tanto desvelo como conlleva el tener tanta prole, por muy cybernética que sea.

Lo cierto es que, más allá de los followers, lo que me queda claro es que si tuiteas mucho cansas, si tuiteas poco se te olvidan, si tienes muchos followers no te los mereces, si tienes pocos más mereces, si retuiteas, es que no tienes nada propio que decir y, si no lo haces, no eres capaz de reconocer el talento del tuitero. Si mencionas mucho agobias, si no mencionas eres un tiesto sin valor.

Con las cosas así de claras, voy a hacer una aportación poniendo un tuit ajeno pero, para no incordiar, lo hago copiándolo entre comillas y poniendo al tuitero que lo escribió, que yo no quiero apropiarme de nada que no sea mío. Orgulloso de mi hazaña, de esta solución salomónica que he encontrado por mis propios medios y que supongo que a nadie se le ha ocurrido, espero pacientemente a ver qué resultado se obtiene. En tres segundos (cuatro a lo sumo) me llega un tuit en el que el tuitero autor me desea que mi día sea tan bueno que acabe con mis entrañas esparcidas por toda la ciudad de una forma lenta y dolorosa en agradecimiento por mi retuit manual (anda coño, pues resulta que sí que se le había ocurrido a otros hacerlo y tiene hasta nombre la cosa y, por lo visto, no gusta demasiado).

Acongojado, le pido disculpas y prometo averiguar si existe un modo de enmendar mi terrible falta pero que ya si eso mañana que hoy tengo que retirarme al "rincón de cagarme en todo lo más barrido que quién me mandaría a mí hacer estas cosas".

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