Día 2: Hay que seguir a gente.
No he visto la hora de levantarme, aunque tal vez sea por las legañas de haber trasnochado tanto esperando la respuesta que no llegó.
Emocionado y ansioso enciendo el ordenador y miro el Tuiter (sigo sin saber cómo se escribe exactamente). Me estoy meando pero la emoción hace que me aguante. El paso de la ilusión a la decepción es inmediato cuando veo que en la pantalla siguen mis dos mensajes, sin una respuesta, sin nada nuevo.
Pese a que a que mi vejiga empieza a ponerse pesada en su afán por reclamar mi atención, empiezo a darle vueltas a algunas preguntas que me surgen ante tan desolado paisaje: ¿Para qué coño sirve esto? ¿A ver si tengo que hacer alguna cosa que se me ha pasado? ¿El calorcillo húmedo que recorre mi pierna es normal a estas horas? ¿Me tiene manía el dichoso pajarraco azul?
Son preguntas que no tienen respuesta, al menos de momento y al menos no todas.
Después de quitarme el pijama extrañamente humedecido, noto que la presión de la vejiga ha descendido notablemente y confirmo mis sospechas de que Twiter (o como coño se escriba) tiene efectos diuréticos pero poco más. Demasiado bombo. Tiene que tener algún otro aliciente.
A lo largo de la mañana he consultado a varios informáticos que me han dado la clave de mi aparente fracaso. Por lo visto he de conseguir que haya gente que me siga y tengo que seguir a gente para interactuar y que la pantallita se llene de algo más que dos tristes mensajes llenos de ilusión pero sin resultados efectivos.
Atendiendo a tan sabios consejos, me he liado a seguir a gente sin ton ni son por la calle y a preguntarles si querían ser mis amiguitos. No comprendo sus rostros de horror, e incluso pánico, que se han ido produciendo. Decidido a tener seguidores y a seguir he procurado pasarme toda la tarde deambulando por las calles detrás de cualquiera que se cruzara en mi camino.
Agotado, después de dos horas en comisaría y de prometer por lo más sagrado que no volveré a perseguir a nadie, he llegado a casa y me sentado en el ordenador. En el desangelado Twitter (¿Es así o no?) he escrito: "¿Por qué corréis? No os voy a hacer nada". Pese a que he perseguido a media ciudad nadie se ha dignado a contestarme. Tengo que consultar de nuevo a los informáticos.
Escribo mi último mensaje de hoy: "Hasta mañana", que mi padre siempre me decía que, ante todo, educación.
Sigo sin ver claro que esto enganche tanto como dicen.
Eso me dice mi psicólogo pero suena mucho mejor si lo dices tú. ¿Dónde va a parar?
ResponderEliminarGracias.
Yo creo que igual es que ya te has pasado el Twitter.
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