jueves, 14 de noviembre de 2013

Día 3: Montando el Follown

Las carcajadas de los informáticos al contarles mis seguimientos de ayer me han llegado al alma. Creo que se han pasado un poco con las burlas pero las he soportado por el interés de que me ayudaran, resistiendo el impulso de hacerles ver que son unos frikis que no la van a meter en caliente en su puñetera vida.

Por lo que me han explicado, lo importante en Tuister (algún día aprenderé a escribirlo) es escribir pero también leer y al tiempo seguir y que te sigan, que te hablen y que contestes y que tú hables y te contesten que seas ingenioso y, a la vez, resultes agradable. Creo que me han notado la cara de espanto y han decidido ir más despacio.

Me explican que lo primero que tengo que hacer es follow. La esperanza ha debido ser muy evidente en mi rostro porque enseguida me han aclarado que el térnimo es inglés y nada tiene que ver con el saludable deporte amatorio. Esto del Twinter (joder con el nombrecito) me está proporcionando muchos más disgustos que alegrías.

Por lo que he podido deducir de su verborrea, si le das al bontón "seguir" que hay junto a un usuario le haces Follow que es lo mismo que seguir pero más cybernético. Si te arrepientes y le dejas de followear, le haces un Unfollow que es lo mismo pero al revés y por lo que se vé cabrea mucho a unos cuantos pero otros hasta lo piden. Si no quieres ver a alguien ni que él te vea a ti tienes que darle un Block que, para que yo me entienda, se hace dándole a "bloquear" y que se parece sospechosamente a un bloqueo del castellano de toda la vida. Todo lo que tuiteen (que es como escribir pero en el tuitre -no sé si voy a lograrlo algún día) aquellos a los que yo followee aparecerán en mi Time Line qué no sé donde lo tengo pero los informáticos me han asegurado que lo tengo y lo que yo escriba les aparecerá a aquellos que se me hayan followeado a mí.

Esto me plantea serias dudas porque, si cuento algo de alguna con la que he estado y ella, por habérseme followeado ya lo ve, pues como que me hace poca gracia. Vuelven a explicarme que no tiene nada que ver con el sexo pero mi desconfianza persiste pese a todo.

Me han enseñado en la pantalla dónde ver a quién sigues y quién te sigue. En mi cuenta ambas informaciones están muy equilibradas con un cero patatero cada una. Ante la pregunta, lógica por otro lado, ¿Y a quién coño sigo yo? me han mostrado un apartado en el que se supone que Twilter (tengo que buscarlo en google para que me lo corrija, lo sé) me recomienda gente afín a mis gustos o preferencias. Miro esa lista y me convenzo de que, efectivamente, esto lo ha programado alguien que no tiene ni puta idea de mi vida o me está gastando una broma muy pesada. Un tal Justiniano Bieber, un tal Pablo Alborán y un tal Messi son mis recomendaciones que no sigo porque no me apetece.

Ya en mi casa, a solas, he decidido ponerme a followear a diestro y siniestro y así poder presumir que he tenido cybersexo de ese del que tanto se habla. Comienzo por un usuario cualquiera y le doy mi primer follow porque tiene un dibujito (que me han dicho que se llama avatar, como la película pero sin los tonos azulones) que me hace gracia. Al cabo de una hora me he followeado a ochenta y cinco personas (¡Quién dijo que no es posible!):
  • Doce con un avatar de dibujos chulos al estilo manga.
  • Dieciocho con avatares de personajes históricos ilustres (que supongo yo que será por darle empaque porque dudo yo que Quevedo se ponga a tuitear a estas alturas).
  • Diecinueve con personajes de películas, generalmente tipos de gran éxito entre el público femenino.
  • Treinta y seis con avatares de escotes, tetas, culos y otras partes anatómicas femeninas que me llaman la atención por su lozanía.
La frenética actividad de la pantallita me sorprende. En la parte de arriba me aparece un letrerito que me dice: "317 nuevos tweets", pincho y un raudal de imágenes y textos empieza a desfilar como si fuera una procesión de semana santa bajo la lluvia. Siento un mareo pero empiezo a leerlos uno a uno, con santa paciencia, pero cuando llevo cuarenta o así, vuelvo a subir y hay otros 791 mensajitos nuevos. Pero ¿Esta gente no tiene otra cosa que hacer que escribirme cosas?

Abrumado, decido participar y pongo mi mensaje para todos ellos: "Hola, soy nuevo pero encantado de conoceros". Las apariencias engañan porque todos parecen muy majos con sus cosas pero ninguno se digna a saludarme ni a responderme.

Decepcionado, una vez más, escribo mi "buenas noches, hasta mañana" y apago el ordenador cuando veo que hay 2964 tweets nuevos. Me quiero morir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario