martes, 11 de noviembre de 2014

Día 497: El Hijo Pródigo.

Había abandonado por completo mi aventura tuitera por la desilusión de no enterarme absolutamente de nada pero mi cuñao, que es un lince ibérico de los que ya no quedan, ha venido a casa a gorronearme cervezas, rectificar toda la instalación eléctrica del domicilio y a reprocharme mi abandono en Tururiter (¿Era así? No creo).

Me comenta que es muy frecuente que, al principio, uno se despiste y que es al regreso cuando se le coge el tranquillo a la cosa. Fíjate tú que, sin saberlo, me he comportado como un auténtico profesional en esto del tuiteo.

Con nervios inusitados, abro el programita en el móvil (que es lo que mi cuñao llama App) y apenas reconozco lo que veo. Una campana, un sobre, un tipo con un signo más en la oreja, una lupa y unos puntos suspensivos hacia arriba, como empalmados o algo así. Pensando que el asunto sexual tiene que estar en esos puntitos le doy y se me despliega un mundo de posibilidades bajo mi fotito (que no he cambiado en mi tiempo de ausencia). Listas, Borradores, Cuentas y Configuración. Es notable cómo algunos son capaces de escribir en chino con caracteres occidentales.

Me voy a Listas porque, ya puestos a buscar féminas, mejor que estén dotadas de inteligencia pero la decepción llama a mi puerta cuando el móvil, con su habitual fría indiferencia, me dice sin inmutarse que no tengo listas a mi disposición. Sin apenas llorar, le digo con tono nervioso que, ya que no me ofrece listas, por lo menos me diga dónde pillar tontas pero se ve que el reconocimiento de voz es algo que no tiene instalado el aparatejo este.

Superando este fracaso inicial, decido ser pragmático y acceder a Cuentas para ver mis saldos y mis últimos movimientos mientras pienso que es un detallazo que Truwinter (creo que van por ahí los tiros) permita revisar las propias cuentas. Otra nueva decepción se cierne sobre mí al percatarme que de eso nada. O soy muy torpe, que puede ser, o realmente han escondido la información bancaria entre opciones sinsentido. Lo dicho, el que escribe chino aquí se ha lucido en todo su esplendor.

Asqueado, le doy a mi fotito, junto a la que aparece mi nombre y se me despliega una ventana en la que aparece por arte de magia, que he escrito 17 tuits, siguiendo 138 y seguidores 0. Entre lágrimas, recuerdo al huevito que un día me siguió, supongo que se cansó de esperarme y pensó que había fallecido o algo. Me imagino la dolorosa escena de un huevo yendo de cementerio en cementerio buscando mi tumba para depositar algunas flores ajadas después de deambular de acá para allá para no lograr encontrarme.

Lo que no acabo de entender es que, a esta ventana, el móvil se emperra en llamar "Perfil" si en mi fotografía aparezco de cara. Tal vez sea una exigencia, tendré que averiguarlo.

Abatido por la tristeza por la pérdida de mi huevo... bueno, más bien por la del huevo que me seguía que tampoco he llegado a ningún tipo de semicastración ni nada por el estilo, decido dejar reposar el reencuentro. Mañana será otro día aunque si es como el de hoy poco futuro le veo a esto de ejercer de hijo pródigo, la verdad.

3 comentarios: